Este primer artículo
que publicamos en esta nueva sección de la web municipal de Belalcázar, nos lo
cede gustosamente D. Luis Lepe Crespo, musicólogo, profesor del Conservatorio
Profesional de Música Marcos Redondo de Pozoblanco e investigador sobre el
patrimonio y la historia de la música, autor del libro "La Música
Tradicional de Los Pedroches" genial obra, de recomendable lectura.
D. Luis Lepe Crespo
La Música en
el Castillo de Belalcázar intenta
establecer la relación que hubo entre uno de los músicos más importantes del
renacimiento, Juan Vasquez, y su mecenas Don Francisco de Zúñiga y Guzmán de
Sotomayor, así como la posible relación del músico con el Castillo de Belalcázar.
Aprovecho
esta ocasión para agradecer a D. Luis su colaboración con el blog del
Ayuntamiento de Belalcázar y permitirnos disfrutar de este y sucesivos trabajos
relacionados con la música en Belalcázar.
Tratamos de establecer aquí la relación que hubo entre uno de los músicos mas importantes del renacimiento, Juan Vasquez, y su mecenas Don Francisco de Zúñiga y Guzmán de Sotomayor, así como la posible relación del músico con el Castillo de Belalcázar.
MÚSICA EN EL CASTILLO DE BELALCÁZAR
En un artículo de la musicóloga americana Leanor Russell
sobre Francisco de Zúñiga y Guzmán de Sotomayor nos decía que "El hecho
de que un pobre noble consiguiera los medios para su sustentación, la
respuesta hay que buscarla, a través del dinero de su esposa. En 1518,
de forma rápida, el padre de Francisco acordó el matrimonio de su hijo
antes de dejar el mundo al entrar en el monasterio. La novia Doña
Teresa Zúñiga y Guzmán, la única hija y heredera del marquesado de
Ayamonte y heredera del segundo ducado de Béjar, por su tío, quien no
había tenido herederos legítimos. El matrimonio fue consumado el mismo
año antes de que el tío, duque de Béjar, o Carlos V, recientemente
llegado a España, pudieran bloquear las nupcias. Unas cartas atestiguan
el enfado del rey así como el del Papa".
Las capitulaciones del matrimonio presentadas en nombre de Teresa de
Zúñiga y Guzmán y firmadas por Francisco de Sotomayor, acordaban que el
usaría los nombres de Zúñiga y Guzmán antes que el suyo propio,
Sotomayor, y llevaría las armas de Zúñiga y Guzmán en la parte derecha
de su abrigo y armas para siempre. La unión produjo 8 hijos. De esta
forma fueron unidas las dos familias, los Sotomayor y los Zúñiga: los
primeros marcados por una profunda religiosidad y avaricia, los segundos
caracterizados por su astucia política y guerras familiares. El
matrimonio de Francisco y Teresa estuvo marcado por su derrochadora
forma de gastar el dinero y sus frecuentes disputas legales.
Con esta presentación ponemos en alerta al amable lector sobre el entramado de los Zúñiga y Sotomayor.
Estamos en el Renacimiento (1452 a 1600) siglos XV y XVI en los que la
música es una disciplina que adquiere un fuerte desarrollo en estos
siglos. Lutero da un valor primordial a la música en el culto y El
Concilio de Trento impone austeridad a la música católica, aunque las
dos utilizan la música como medio para dirigirse a Dios. Por otro lado
Reyes y nobles utilizan el arte musical como el culmen de una educación
refinada, exquisita y completa, estampa culta y fastuosa propia de la
nobleza. Por lo general las grandes catedrales,
abadías y conventos tuvieron sus capillas musicales, sus
instrumentistas y cantores para ensalzar la liturgia. La música
constituyó uno de los mejores recursos de atracción para ensalzar las
celebraciones y solemnidades.
Don Francisco de Zúñiga va a incorporar la música a todas las facetas
de su vida, y en todas ellas se busca el enaltecimiento de una u otra
forma: en el ocio de su palacio; en las actividades religiosas; en
ceremoniales y parafernalia de campaña y guerra. Es obvio que heredó el legado musical de sus predecesores, promoviendo una transformación importante en la actividad musical de su casa. Este
interés por la música no es algo que surja en el conde sin fundamento,
sino que existe un bagaje medieval del que es heredero, seguramente que
existieron en sus antecesores resquicios de la actividad musical en el
castillo y en los conventos de su propiedad. El
gran castillo, o mejor dicho sus ruinas, permanecen aisladas en la
meseta, pero a pesar de la expoliación llevada a cabo por Napoleón y la
destrucción posterior de Francisco Franco en el siglo XX, dejando sólo
un magnifico edificio, aún hoy conserva el orgullo de su constructor,
Don Francisco de Zúñiga y Guzmán Sotomayor, cuarto conde de Belalcázar
(1518-1544) y tercer duque de Béjar (1533-1544).
La actividad musical en el conde como instrumento de enaltecimiento
socio-político ya está presente en las primeras décadas, utilizando la
música para su realce social y llevando hasta el ridículo a un grupo de
presumibles músicos extremeños.
Un detalle fue el recibimiento de la Reina Dª Isabel de Portugal (en
la frontera de Badajoz) en 1525, en el que don Francisco de Zúñiga
Guzmán y Sotomayor ya se hacía acompañar de un séquito de músicos. (El
prurito de grande de la nobleza llevado hasta el ridículo. En esta
ocasión se hizo acompañar de individuos extremeños a los que les obligó a
interpretar como ministriles avanzados). Es
de suponer que después de estos años veinte, existieran ya en sus
residencias deferentes instrumentos musicales para amenizar los momentos
de esparcimiento y descanso, así como las grandes jornadas de su
castillo de Belalcázar.
Inventario y venta de instrumentos musicales. La referencia mas importante del castillo nos la ofrecen los instrumentos musicales.
-
El apéndice uno muestra los instrumentos musicales almacenados en el castillo de Belalcázar de acuerdo con el inventario ordenado por Alonso de Zuñiga Sotomayor el 24 de Noviembre de 1544. (Madrid, Archivo Histórico Nacional, Sección Osuna, Legajo 327, Nº7)
-
El apéndice dos nos muestra los instrumentos musicales vendidos en pública subasta de las posesiones del tercer duque de Béjar de acuerdo con las cuentas de Diego de Toro (1564). (Madrid Archivo Histórico Naciones, Seccione de Osuna, Legajo 327,º Nº1)
La gran colección de instrumentos musicales,
que fue inventariada y vendida entre 1544-46, fue realizada por el
titular de la familia, Alfonso (1484-1518), tercer conde de Belalcázar,
que después llegaría a ser monje Franciscano una vez que había asegurado
la sucesión de sus cinco hijos, o también posiblemente en la época del
cuarto duque, Francisco, también tercer duque de Béjar. La
venta de todos los bienes y pertenencias guardadas en el castillo de
Belalcázar, propiedad del tercer duque de Béjar, fueron para pagar las
deudas dejadas al fin de su vida en 1544. Estas circunstancias
especiales necesitaron de un completo inventario de los bienes del
castillo. A
la muerte del tercer duque de Béjar en 1544, el meticuloso inventario
de sus bienes y posteriores documentos de venta, así como los precios
obtenidos, da una idea de la gran colección de instrumentos musicales.
La Capilla Musical,
otra faceta Humanista. El conde de Belalcázar se constituyó también en
el ámbito musical en un émulo de la realeza y de la nobleza más
postinera, erigiendo una Capilla Musical, con su maestro de capilla,
cantores e instrumentistas.
A nivel humano es destacable el hecho de que el duque contara con
maestro mayor de capilla y cantor, que acredita un ejercicio sistemático
de la actividad musical en palacio; además de un control fehaciente de
los instrumentos y músicos en actividades de séquito y protocolo.
Las libranzas económicas a la muerte del conde de Belalcázar señalan
que el cantor y capellán era un varón denominado San Martín, a quien se
le paga de sus débitos la cantidad de 13.606 mrvs. El maestro de capilla era Leonardo Alonso, quien recibe 2.372 mrvs.
En el ámbito del mecenazgo musical
y de las influencias del duque no podemos dejar de lado “El Coro del
Convento de Santa Clara de la Columna” que fundó Doña Elvira de Zúñiga, y
que tuvo desde los inicios su capilla musical con espacio para el
desempeño de dicha actividad y profesas especializadas en ello.
En su testamento dio instrucciones de los siguientes días de su
funeral, con misas cantadas y oficios de difuntos. Se utilizaron los 10
libros de canto del convento, usados para el servicio de los
Franciscanos, estos libros están ahora en la biblioteca The Hispanic
Society of America in New York. Están decorados en estilo Mudéjar y con
elaborados grabados.
El prior de San Juan, Don Antonio de Zúñiga es hermano del duque de
Béjar Don Álvaro de Zúñiga, que disfruta de una rica capilla musical con
hombres de la talla de Juan Vázquez,
que desde la catedral de Badajoz transita por todos los ámbitos de la
jerarquía musical: desde simple capellán, cantor y maestro de capilla.
En Sevilla, su vida discurrió en el seno de un ambiente refinado y
aristocrático, entablando contacto con músicos tan importantes como
Francisco Guerrero, Cristóbal de Morales, Juan Navarro o Juan Bermudo.
Juan Vázquez nació en los primeros años del siglo XVI en Badajoz y
falleció en Sevilla después de 1560. Fue sacerdote y estuvo al servicio
de varios personajes.
En 1551, Juan Vázquez fue empleado en Sevilla por el noble Antonio de
Zuñiga, su mecenas, a quién dedicó su colección de música "Villancicos y
canciones a tres y a cuatro". (patrocinio financiero a artistas o
científicos, a fin de permitirles desarrollar su obra sin exigir en
contrapartida créditos monetarios inmediatos, aunque exigiendo esa
remuneración en una forma más placentera para el mecenazgo) en aquel
momento. Consta de 26 villancicos y canciones a tres y cuatro voces,
como su nombre indica. Desgraciadamente, sólo se conserva una de las
libretas de un ejemplar del libro, por lo que sólo se dispone de una de
las voces.
Transcripción para vihuela y canto del villancico de Juan Vásquez ¿Con qué la lavaré?
Juan Vasquez,
parece haber estado asociado con la capilla de los Zuñiga en Sevilla
alrededor de 1540. Se sabe que en 1549 estuvo de nuevo en Sevilla, la
ciudad más grande de España, empleado por Antonio Zúñiga, tercer hijo
del tercer duque de Béjar, a quién el dedico la primera publicación de
sus canciones seculares, Villancicos i canciones de Iuna Vasquez a tres y a cuatro (1551).
El cancionero de Vasquez fue impreso en tres partes (Tiple, teno, baxo)
en Osuna, una pequeña ciudad cerca de Sevilla, por Juan de León,
imprenta fundada con la nueva Universidad de Osuna (1548). Su dedicación
dice. "AL ILUSTÍSIMOS SEÑOR DON ANTONIO DE CVNNIGA" (ZÚÑIGA)
¿CON QUÉ LA LAVARÉ? - Juan Vásquez (c.1510 - desp.1560)
El tiempo que Vasquez permaneció al servicio de Antonio de Zúñiga no
es conocido, así como tampoco su posible estancia en el Castillo de
Belalcázar. Sevilla en mitad de sigo XVI era un prospera ciudad debido a
su monopolio con el comercio de América. Los Zúñiga gozaron de
especiales privilegios de la corona desde 1492 para el comercio de
bacalao en sal y de la producción de jabón en Sevilla. Sevilla fue
también la capital artística de España. El círculo de poetas, pintores,
eclesiásticos y doctores se junto alrededor del poeta Hernando de
Herrera (1534-1597) para formar la primera tertulia literaria en la
historia española. Herrera dedicaría sus anotaciones en su trabajo del
poeta Garcilaso de la Vega a Antonio de Zúñiga. Igualmente ocurrió con
Miguel de Cervantes Saavedra que en 1605 dedicó el Ingenioso Hidalgo Don
Quixote de la Mancha, al Duque de Béjar, Conde de Belalcázar.
Aquellos villancicos de Vasquez habían sido ampliamente conocidos en
los círculos musicales, especialmente en la transcripción para la
vihuela, el instrumento preferido solo o acompañado, como quedaría
demostrada por la presencia de canciones en libros posteriores de Diego
Pisador y Miguel de Fuenllana.
Etiqueta Música en Belalcázar
ENLACE AL ARTICÚLO ORIGINAL PAGINA WEB D. LUIS LEPE
No hay comentarios :
Publicar un comentario